A Tomás Egaña, ingeniero en biotecnología molecular, doctor en Biología de la Universidad zu Lübeck, en Alemania, y en Farmacología de la U. de Chile, le cuesta entender que a estas alturas de la vida, cuando estamos a un tris de tener autos que vuelen, “como humanidad ni siquiera seamos capaces de cerrar una herida”.
No se trata de una metáfora, por cierto. No está hablando de heridas del corazón. Se refiere a úlceras crónicas, lesiones de pacientes con diabetes, dolorosas heridas por quemaduras y casos en los que, simplemente, no hay cicatrización.
Es por eso que este investigador lidera un equipo multidisciplinario que ha desarrollado una piel sintética capaz de generar oxígeno por fotosíntesis, vital en el proceso regenerativo de una herida. El proyecto ya cuenta con la autorización del ISP para ser probado en humanos y lleva por nombre Hulk, que en realidad es una sigla para Hyperoxie Unter Licht Kondiotionierung, en alemán. O inducción de hiperoxia bajo condiciones de luz, en español.
Se trata de un sustituto de piel artificial, un tejido hecho en base a colágeno y fibrina que es, literalmente, remojado en microalgas. Y que, tras ser sometido a la aplicación de luz, es capaz de generar oxígeno. Esto se aplica en forma de parche sobre la herida y va acelerando la cicatrización.
“No es algo permanente. Imagina una esponja que se pone sobre la herida, el tejido va a crecer igual dentro de ella. Pero a medida que crezca va a degradar el material y va a reemplazar el tejido del paciente. Lo que le estamos dando al cuerpo es un soporte para la regeneración de piel”, explica.
Que funcione depende de una infinidad de factores, cuenta. “Algo que tenemos que estudiar es qué tipo de microorganismos vamos a usar, cuánta luz vamos a aplicar. Si será permanente, o si se puede poner luz cada dos horas. O prender y apagar”, afirma Egaña.
Mientras los ingenieros, diseñadores y el equipo clínico que trabaja en Hulk intentan responder estas preguntas, Egaña prepara las pruebas clínicas. Los test en ratones y cerdos, en primera instancia, han resultado exitosos. Según afirma, de aquí a un par de meses deberían estar en condiciones de comenzar.
“Es probable que los primeros sean pacientes con diabetes. La discusión es sobre qué tipo de herida queremos ver esto, la que nos entregue la mayor cantidad de información posible y que no comprometa la seguridad del paciente”.
-¿Por qué no comenzar con heridas menores?
-En este tipo de aproximación lo que se tiene que ver es el riesgo-beneficio. Hay pacientes que tienen mucho riesgo de, por ejemplo, perder la extremidad y podrían tener un beneficio muy grande si es que esto funciona. En cambio, si la herida no es muy grande, entonces no vale la pena porque esa piel va a regenerar igual. En términos de riesgo-beneficio, necesitamos probar en pacientes de alto riesgo. Y trabajar con pacientes de alto riesgo tiene sus complicaciones.
-¿Qué es mejor, luz natural o artificial?
-Lo que usamos es luz artificial blanca. Estamos desarrollando un sistema de vendajes con luces Led. La idea es que sea un dispositivo como esas bandas que uno usa para poner el teléfono cuando se sale a trotar. Una suerte de vendaje inteligente que, de acuerdo a la recuperación, entregue más o menos luz. O que se programe para los bordes de la herida. Ese tipo de vendaje inteligente es parte de un desarrollo paralelo.
La novedad de la piel sintética es la combinación de células vegetales con células animales
Doctora en bioquímica explica por qué aprueba proyecto Hulk
“Es un aporte súper novedoso e interesante”, dice Sofía Valenzuela, bioquímica con doctorado en la Technische Universität Braunschweig, de Alemania, acerca de la importancia del vendaje Hulk, liderado por el científico Tomás Egaña.
Lo explica así: “Hay hartos proyectos que se están realizando a nivel mundial para tener piel artificial. Son pieles que se colocan encima de la herida, durante un período determinado, hasta que cicatrice. El problema es que, al ser artificiales y por tanto no poder respirar (no oxigenerarse), suelen permitir la aparición de bacterias, las que terminan infectando las mismas heridas, demorando el proceso de sanación. La ventaja que tendría este tejido artificial creado por Tomás Egaña es que sí permite que la piel tenga una producción de oxígeno, que respire, teniendo un mejor control ante una posible infección”.
Ignacio Cifuentes, médico residente de cirugía plástica en el Hospital Clínico de la Universidad Católica, conoció el proyecto en un seminario. “Las heridas crónicas son un problema importante de salud. Y existen múltiples formas de manejo, aunque no siempre generan buenos resultados, por eso la aproximación del doctor Egaña destaca al lograr administrar oxígeno de forma exógena a las heridas”, dice.
Tanto Valenzuela como Cifuentes coinciden en que la novedad científica es la combinación de células vegetales con células animales. Y subrayan que ahora hay que esperar que los estudios clínicos aleatorios determinen si el proyecto Hulk será capaz de tener una influencia directa en la curación de las heridas.
fuente: LUN